Actualmente los procesos políticos y constitucionales se enmarcan fundamentalmente en dos dimensiones que contextualizan su cambio y transformación: por un lado, la globalización y, por otro, la crisis y sus repercusiones.

Es posible definir la globalización como un complejo proceso, en principio, irreversible, aunque caben en él momentos avance y momentos de parálisis, que se articula a través de múltiples y diversas manifestaciones concretas. Algunas de ellas arrojan perspectivas positivas para la humanidad, mientras que otras evidencian graves peligros y amenazas. De entre todos estos peligros y amenazas es especialmente relevante, para aquellos que consideramos que el Derecho Constitucional debe asumir una perspectiva crítica, la despiadada y cuasihegemónica ideología que neoliberal que hasta ahora ha servido a la Globalización de fundamento, en tanto que de ella se desprenden consecuencias que afectan, por un lado, directamente al Estado y su viabilidad y, por otro lado, a la Constitución, en lo que atañe a su normatividad y a su vigencia.

El segundo de los contextos en los que se enmarca este máster es el de la “crisis”, que tiene múltiples dimensiones y manifestaciones. En el asunto que nos ocupa, el Derecho Constitucional y su objeto (Estado y Constitución), asistimos a un momento de grandes transformaciones que no siempre pueden ser juzgadas como positivas. Tal y como Gramsci indicaba, “La crisis consiste precisamente en que muere lo viejo sin que pueda nacer lo nuevo, y en ese interregno ocurren los más diversos fenómenos morbosos”. Hoy en día es realmente complicado en ocasiones servirse de antiguas construcciones doctrinales que solo explican lo existente parcialmente o, en el peor de los casos, han devenido tristemente en caducas, en “ideas zombis”; pues las crisis, entendidas en su dimensión de “ignorancia” e “incertidumbre”, hacen tambalearse también las premisas del Derecho como ciencia.